El fuego forma parte de los cuatro elementos junto con el agua, la tierra y el aire.
El dominio del fuego fue adquirido por la humanidad en el paleolítico superior, con la aparición del Cro-Magnon.
El fuego en sí es una reacción química, proceso que provoca una liberación de energía llamada combustión. Sólidos (carbón o madera), líquidos o gaseosos en colaboración con el oxígeno dan como resultado calor y humo, la materia del fuego produce luz.
Cálido y seco, el símbolo alquímico es un triángulo equilátero apuntando hacia arriba
Se le atribuye caracter masculino, constructivo, donador de la vida, expansivo y preservador.
Considerado un símbolo sagrado en la mayoría de las religiones del planeta, casi todos los ritos religiosos son realizados con la presencia de este elemento.
No debemos olvidarnos que el fuego conlleva una serie de consecuencias negativas como son los incendios. Su fuerza destruye y trasmuta, por eso debemos tenerle respeto y ser cuidadosos cuando lo manipulamos.
La tradición de quemar ciertas plantas aromáticas, flores, raíces, cortezas y resinas es muy antigua. Cuenta con más de 6.000 años de registros. Una vez incorporado el fuego en las sociedades tribales, otro paso importante fue aprender las propiedades calóricas y aromáticas de ciertas maderas y plantas. Sentados alrededor del fuego, descubrieron los beneficios aromáticos de ciertas resinas y plantas que, usadas como combustibles, desprendían un aroma sin igual. Esto dio nacimiento a los primitivos sahumerios. Se descubrieron plantas o árboles como el eucalipto o determinadas coníferas como el abeto que al ser quemadas resultaban beneficiosas para la respiración y mejorar el ambiente de las cuevas donde habitaban.
Los sahumerios son, sin duda, la terapia con hierbas más antigua que se conoce. Sistema que se ha prolongado hasta nuestros dias tanto por sus beneficios aromáticos ambientales, como por su parte de saneamiento ritual.
Podemos preparar nuestras mezclas con plantas aromáticas, flores, raíces, semillas y resinas para nuestros sahumerios naturales, de acuerdo con nuestras necesidades físicas o emocionales. Debemos prestar especial atención a lo que elegimos, ya que no todo lo que huele bien sigue oliendo bien al quemarlo.
Los aromas que se desprenden de estos humos nos ayudan a:
- Recuperar el ánimo (ansiedad, estrés, depresión, etc.)
- La tranquilidad
- Los problemas de insomnio
- Aclarar la mente
- Fortalecer la memoria
- Despejar las vías respiratorias
- Estimular el sistema glandular
- Eficaz contra la impotencia y la frigidez sexual
- Insecticida
- Purificar y descontaminar la atmosfera de nuestros hogares
- Facilitar la meditación
Ingredientes:
ROMERO
LAVANDA
LAUREL
CLAVO
Preparación:
Si eliges plantas secas y ecológicas, mejor.
La cantidad de plantas dependerá del incensario o sahumadores que tengáis en casa (si no tenéis, podéis usar una pala de hierro de la chimenea) y también del tamaño de la casa o habitación. Todo debe ser a proporción, mejor no pasarse para no tener demasiado humo. Mejor preparar la mezcla antes y depositar poco a poco en el sahumador.
La proporción: 1 cucharada de cada planta, salvo el clavo que deben ser tres cucharadas.
Para quemar las plantas se puede usar carboncillo o brasitas de la chimenea.
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