Aquí encontrarás las principales patologías que hemos detectado a lo largo de estos años y cómo afrontarlos y preparar tu cuerpo para paliar dolencias
El ácido clorhídrico del estómago ejerce una función corrosiva sobre los alimentos. Su exceso irrita las paredes del estómago, genera dolor, úlceras, gastritis y favorece la bacteria Helicobacter Pylori.
Por debajo de un pH de 7,35 se considera un estado ácido para los líquidos y fluidos del cuerpo. La acidez acompaña a numerosas inflamaciones, infecciones, reacciones de la piel, fatiga y estados crónicos.
Producto de desecho del metabolismo. La descomposición de las nucleoproteinas generan purinas, las cuales, a su vez, generan ácido úrico.
Su mala eliminación por los riñones, ocasiona inflamación en los tejidos.
Irritación y enrojecimiento de la piel acompañado de ampollas, granos, descamación, etc.
Pequeñas úlceras dolorosas en la mucosa bucal que deben su origen a diversas causas, entre las más comunes: carencia inmunológica, falta de vitaminas y minerales, estrés…
Debilidad física que imposibilita las actividades normales. Su origen puede deberse a un agotamiento de las reservas nutritivas del organismo o un déficit inmunológico, estrés, mala alimentación, etc.
Pérdida de la agudeza visual por alteraciones de la retina, motivada por carencias vitamínicas, minerales y déficit de circulación. Nuestros ojos son la principal fuente de información para nuestro cerebro. En la actualidad trabajamos en espacios cerrados, con distancias cortas, ordenadores y casi siempre con luz artificial. Tampoco hay demasiado tiempo para seguir una dieta rica y variada que nos aporte todo aquello que necesitamos. Con el tiempo, esto da paso a una debilidad ocular. Comenzamos a sentir sequedad en los ojos, escozor frecuente y vista cansada.
Este protocolo no tiene edades y trata nutriendo y aportando oligoelementos y elementos nutritivos específicos que mantienen la salud ocular, reduciendo y frenando la desnutrición celular de nuestros ojos.
Reacción exagerada de la mucosa frente a ciertos agentes externos como polvo, polen, humedad, etc.
Generalmente se debe a una inmunidad deprimida y un organismo sobrecargado de impurezas o intolerancias que liberan exceso de histaminas.
Olor bucal desagradable, mal aliento. Suele ser causado por malos hábitos alimenticios, malas digestiones, estreñimiento, etc.
Inflamación rectal, inflamación vascular. Congestión, inflamación o sangrado causado por dilatación venosa, estreñimiento o alimentos congestivos.
Escasez de sangre, disminución de glóbulos rojos encargados del transporte del oxígeno a las células. Puede originarse por embarazo, carencia nutritiva, alimentación inapropiada, hemorragias, etc.
Inflamación de garganta por causa viral o déficit inmunológico. Irritaciones, afonías, tos, dolor y fiebre causadas por debilidad o baja resistencia.
Estado emocional incomodo que origina transtornos de tipo nervioso, digestivo, muscular, mental y anímico.
Apatía por los alimentos, sensación de estar lleno, rechazo por la comida. En la mayoría de los casos se debe a un mal funcionamiento de los jugos gástricos, digestiones difíciles, estreñimiento, causas nerviosas. Muchos niños lo padecen a causa de parásitos intestinales comunes en la infancia.
Degeneración del cartílago e inflamación de los tejidos que recubren la articulación. Dolor e inflamación de tendones, músculos y articulaciones. Su origen es diverso, puede deberse a sobrecarga de toxinas como el ácido único, infecciones y carencias minerales o de otros nutrientes esenciales.
La deficiencia vitamínica y mineral afecta precozmente a la belleza del cabello. Los cambios hormonales y el estrés desempeñan un factor importante en la alopecia, eczema capilar, irritaciones del cuero cabelludo.
La inadecuada circulación sanguinea, así como la carencia de ciertos minerales, promueve la fatiga muscular, principalmente por la noche.
Sedimentación y cristalización de sales de colesterol que se precipitan formando cálculos, dando paso a inflamaciones y cólicos biliares.
Sedimentación y cristalización de sustancias como oxalatos y fosfatos, que se precipitan elevando acumulaciones sólidas.
Infección causada por el hongo Candida Albicans. Aunque es original del organismo humano, su población aumenta exageradamente al disminuir las defensas, al padecer anemia, avitaminosis o con el consumo de antibióticos.
Inflamación de la vejiga urinaria causada por infecciones o enfriamientos locales.
Los ácidos grasos son necesarios para el organismo. Únicamente resultan nocivos si su valor es muy elevado y se deposita en las paredes arteriales. Resulta especialmente nocivo si va asociado a la inactividad, tabaco, obesidad y una dieta desequilibrada.
Alteración del ritmo cardíaco, palpitación o ritmo descompasado. Son signos generalmente leves, pero conviene vigilar su origen nervioso, anímico, desorden en la glándula tiroides, malos hábitos...
Disminución de la actividad del sistema inmunitario. Es habitual en casos de avitaminosis, desnutrición, estrés agudo, tratamiento quimioterápico, infecciones repetitivas, etc.